Todavía percutían en mi cabeza las imágenes de mi padre tumbado en el baño, envuelto en un charco de sangre, brutalmente asesinado.
Un sentimiento de culpabilidad me invadía por no estar allí cuando ocurrió y defenderlo de aquel monstruo fuera quien fuese.
No podía parar de llorar, la pena me estaba ahogando.
Hacía tres días no me hablaba con él por una estúpida discusión, desde que había vuelto de la guerra la desgracia y la sangre me perseguía.
No paraba de repetirme. ¿por qué? ¿qué puede llevar a un individuo a ensañarse así con alguien?
Llevaba en el pueblo casi un año ya, después de haber estado 5 años fuera de casa involucrada en una misión encubierta en Vietnam.
Franco llego algún tipo de acuerdo con los Estados Unidos para mandar ayuda humanitaria, médicos y sanitarios, aunque solo era un escaparate.
Quién sabe qué tipo de acuerdo tenía.
Yo fui una de las cinco mujeres allí destinadas con el grado de sanitario, cuando no teníamos ni la menor idea de poner una inyección, éramos soldados de élite.
Mi madre nunca asumió esa decisión, religiosa, cristiana y profundamente practicante no podía entender que se matara la gente así porque sí.
Ni por cualquier otro motivo ya fuese material o de algún tipo de ideología, y ya que la niña de sus ojos fuera una de ellos la sumió en una depresión eterna.
La puntilla final se la aseste el día que me encontró acostada con la hija de una de sus amigas de misa de los domingos, para ella no era lesbiana, eso no existía y dudo supiera que significaba, simplemente estaba poseída y enferma, era una desviada.
Con lo cual desde que volví la relación con ella fue prácticamente nula, me dolía mucho, era mi madre, solo para discutir hablábamos.
Decía que su hija murió el día que se subió a ese avión.
Hace tres meses, vinieron a pasar unos días mis tíos y mis primos de la capital.
Había fallecido mi abuelo y la herencia debía ser repartida.
La situación y la tensión en esos tres días fueron extremadamente duros, querían quedarse con toda la herencia porque vivía con ellos.
Mis padres pedían su parte, así como cosas materiales, que eran para mi madre más importantes.
Mi primo estaba estudiando para abogado, pijo hipócrita, se las hacía de entendido y de listo.
Sus últimas palabras fueron: no vais a percibir nada de los abuelos porque a mí no me pasa por los cojones.
¿Cojones? Uff. a mi sobraban más que a él, mi padre me tuvo que agarrar del brazo para que no me levantara del sofá y le partiera la cara.
A la mañana siguiente apareció ahogado en el rio.
Al poco de llegar fui consciente que la situación económica de mis padres, era precaria.
Mi padre estaba medio invalido por un accidente laboral y nadie lo contrataba para trabajar.
Mi madre era la típica ama de casa y justo les venía para comer, todos los meses jugaban con el fiar del tendero del barrio.
Un día se levantó con el día cruzado y no le paso por los cojones de fiarle hasta que no saldara la deuda.
Ese día no comimos ni cenamos.
Dos días después entraron atracarlo cuando estaba cerrando su negocio, no hubo violencia, conocía al agresor, le degollaron.
No puedo decir que me alegrara, pero ese cerdo se lo merecía, por la poca humanidad y pervertido que era, yo había notado como me miraba las tetas cuando iba a comprar, incluso sentía como salivaba en exceso, demente, pervertido.
Seguro que se sobrepasó con alguna muchacha y su pareja le ajusticio.
Hace un mes mi madre se fue en autobús a la capital para realizar una serie de compras, solía hacerlo una vez por mes.
Nunca volvió.
La encontraron en una cuneta desnuda, atada y decapitada.
Tenía la sensación que algún tipo de maldición o quizás bendición había hecho el mismo camino de vuelta que yo desde ese recóndito y asqueroso país.
Pero hasta lo de mi padre, todo parecía empezaba a cambiar, mi vida se estaba empezando a encaminar, tenía una ilusión, una esperanza, me estaba enamorando.
En las fiestas del pueblo, en medio de la multitud, en mitad de la plaza, vi un ángel.
Una chica pelirroja con pelo rizado, de tez blanca, ataviada con un vestido de seda blanco, definitivamente era un ángel.
Se llamaba Mariana.
Me las ingenie para acercarme a ella.
Tenía novio, era uno de los chulitos del pueblo, pero no me fue difícil entablar conversación y amistad con ella, nadie sospechaba que me pudiera gustar, solo era una amiga.
Mi sentido de lesbiana reconoció enseguida que también le atraía.
Empezamos a los días a intercambiar deseos, inquietudes, algún que otro roce para nada fortuito y las miradas cada vez eran más intensas.
Vivía con su hermano a las afueras del pueblo, como a 5 kilómetros, era el pastor de la localidad y tenía allí su granja.
Una noche de fin de semana me las ingenie para quedarme con ella hasta tuviera que irse a casa.
Como su hermano madrugaba tuvo que irse antes, así que me ofrecí acompañarla personalmente.
Su hermano accedió.
Paso lo que tenía que pasar, el camino fue entre risas y provocaciones.
Primero en forma de palabras, después en gestos seguido de caricias y miradas.
Al final acabamos fundidas en una, gozamos como nunca antes, era puro fuego esa relación.
Cuando llegamos a la entrada de la granja, nos fundimos en un abrazo apasionado y un beso.
Con el rabillo del ojo pude observar que la cortina de una de las ventanas se movía.
¿espero no nos haya visto su hermano? pensé.
Pasaron los días y no volvió por el pueblo, así que decidí ir a verla.
Cuando la vi un escalofrió me recorrió el cuerpo, tenía un moratón en la cara.
La rabia se instaló en mí.
Me contó que su hermano nos vio y no la dejaba de salir de casa.
Pero que me amaba y en nuestra de que era cierto había dejado a su novio, el chulito.
Me lleno de alegría, pero la situación era aun así complicada.
El destino me echo una mano, su hermano desapareció.
Dejo una nota en la que decía que necesita irse, que quería experimentar la vida en la ciudad.
Mariana era libre, ya nada podía frenar nuestro amor.
Continuamos viéndonos en clandestinidad, yo hacía viajes en la noche a su granja y antes de que saliera el sol volvía a casa, después de haber prendido en fuego todo a nuestro alrededor.
Esos eran los motivos de las discusiones con mi padre.
Un día, comprando el pan escuche a dos de las típicas alcahuetas del pueblo hablando.
Comentaban que mariana la hermana del pastor estaba en el hospital de la capital, al parecer le habían dado una paliza, que seguro había sido su ex-novio por dejarlo.
¡hijo de puta!
Como podía haber sido capaz.
Fui a verla, entre con los médicos diciendo era una amiga del pueblo.
La estampa fue aterradora, le había dado una paliza de muerte.
Al verme se asustó, supongo que le dio vergüenza que la viera así, me acerque a ella y sus ojos casi se salieron de las órbitas.
Le había cogido miedo al contacto humano, tenía un trauma instalado en su interior.
Tardo una semana en volver y dos en verme, no quería ver a nadie sin embargo el chulito, seguía por el pueblo, no tenían pruebas de que fuera él y lo soltaron, no lo entendía.
Domingo
Han pasado tres días de la muerte de mi padre, lo hecho mucho de menos, lo quiero.
Voy a ir a ver esta noche a mariana, le voy a pedir formalmente sea mi pareja, que nos escapemos, que vivamos libremente nuestro amor, no más a escondidas, me quiere, la quiero.
Vayámonos lejos.
Le he comprado un anillo precioso y le escrito una nota, se la dejare colgando de la puerta en la salida, dentro de una coqueta bolsa.
Cuando vaya a salir la vera, no le diré que esta, me da vergüenza, no quiero presionarla y sea ella quien venga por mí, me haría mucha ilusión.
Lunes
Anoche fue fantástico, simplemente formidable, casi prendemos la granja, estoy eufórica, la amo.
Solo deseo volver a verla, quizás esta noche, cuando haya visto mi regalo venga a mis brazos.
Martes
Ha pasado un día y no sé nada de ella.
Estará bien me digo a mi misma.
Habrá tenido un día ajetreado.
No voy a obsesionarme, quizás necesite tiempo, no se esperaría mi declaración, es normal.
Jueves
Entre cabreada, decepcionada y preocupada.
No sé con cual quedarme de mis estados de ánimo.
No sé nada de ella.
Si mañana no tengo noticias iré yo.
Viernes
Sigo sin saber nada, esta noche cuando oscurezca y nadie me vea iré a su granja.
Le diré cuatro cosas, no se puede jugar así con los sentimientos de una.
He apostado por esta relación, si no quiere que menos que dar la cara y decirme sus motivos.
Me dio esperanzas y alimento mis ilusiones.
LA ODIO, LA ODIO, LA ODIO
Viernes noche
Estoy de camino a su casa, y mi cabeza no para de recrear situaciones en las que poder encontrarme.
Bueno, cuando llegué veré, esperare sus explicaciones y hablaremos.
¿qué demonios?
La bolsa con mi regalo está en la puerta.
!esta como yo la deje!
¿no ha salido de casa?
Esta manchada con algo oscuro, acartonado.
¿quién la ha manchado?
TOC,TOC,TOC.
Espero unos segundos, pero no abre nadie, tampoco se oye ningún movimiento dentro.
Intento abrir la puerta. CLIC. se abre.
¿qué raro? Mariana siempre cierra por dentro cuando está en casa.
Una bofetada de mal olor golpea mis fosas nasales.
¿por dios que es ese olor?
¿Se ha dejado la nevera abierta?
El cuerpo me da un vuelco, hay un reguero de sangre desde el recibidor hasta el inicio de la escalera.
En vez de quedarme maniatada salgo corriendo.
Quiero salvarla, tiene que estar bien, no puede haberle pasado nada, a ella no.
Esa maldición que me envuelve.
!a ella no por favor!.
Cuando llego a la puerta de su habitación todo se confirma.
El olor a putrefacción es insoportable.
Las paredes, las cortinas, la alfombra.
Todo está cubierto de sangre.
La lampara de la mesilla está en el suelo destrozada, en la estancia hubo lucha.
Su cuerpo está encima de la cama golpeado y lleno de sangre.
Cubierta de cortes, su abdomen está abierto en canal.
Todas sus entrañas cuelgan hasta el suelo.
Su cabeza está destrozada, el cuello sesgado y los ojos arrancados.
¿quién le ha hecho esto?
!esta tal como yo lo deje!
Entonces…
P.D: - Incluso los psicópatas tienen emociones, aunque no siempre son las adecuadas.
A.Miralles
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