DECISIONES DIFÍCILES.


Relato de zombies:

DECISIONES DIFÍCILES.

Pase mi vida haciendo fortuna, desde pequeño, recuerdo que siempre me esforcé por alcanzar el éxito y ser el mejor en todo lo que hacía.

Fui el número uno en la escuela, pase la universidad con matricula de honor, me gradué de medico con honores, realice mi especialización en cirugía con una beca, sin gastar un solo euro.

Soy una mente brillante.

Soy reconocido como uno de los mejores médicos e investigadores del país, todos mis años luchando por esto, dieron frutos.

Mi trabajo me permitió hacerme con el coche de mis sueños, obviamente un flamante deportivo último modelo.

No solo eso, no compre una casa, compre una mansión, llena de lujos, la envidia de mis amigos y colegas.

Y lo mejor del caso, las mujeres más bellas estaban a mis pies.

Sin embargo, hoy por fin me doy cuenta que todo eso fue un espejismo, una simple careta.

Crecí pensando que lo más importante era ganar dinero y rodearme de lujos y mujeres.

Nada más alejado de la realidad, por fin me he dado cuenta que mi vida está vacía, soy una puta farsa.

Me aleje de mis raíces, me despegue de mis padres, no me preocupe de mi hermano, era como si me sintiera superior a todo lo que me identificaba.

A pesar de ser médico, nunca me he preocupado por nadie que no sea yo.

En realidad, no he salvado ninguna vida, me aseguraba de realizar “operaciones fáciles”, aquellas que no impliquen correr riesgos, aquellas que me aseguren una cirugía exitosa, sin tener que hacer papeleos de defunciones y explicar a familiares que su hijo, esposo, padre o madre han muerto.

Mis artículos de investigación eran muchísimos al año, es lo que da nivel a un investigador, todos exitosos y ninguno mío, los becarios se pegaban por trabajar para mí, pensando en aprender sin darse cuenta que lo que hacían era engrandecerme más.

Lo sé, soy una basura, era reconocido en el mundo médico por una puta mentira.

Todas mis proezas tenían el éxito asegurado, desde antes de realizarlas.

Y si analizó, ¿a cuantas personas les quite la oportunidad de vivir?, tan solo porque consideraba que no tendrían esperanza de salir bien de la cirugía.

Esas elucubraciones no tenían argumentos válidos, a mí solo me importaba mi prestigio y el dinero.

Me prepararon para ser exitoso y tenerlo todo, nadie me preparó para vivir las épocas en que el dinero no serviría de nada, y lo más importante sería la familia y los amigos, tener principios.

Esa falta de educación me hizo olvidar lo mucho que amaba a mis padres y a mi hermano; y cuando toda esta mierda comenzó, fue muy tarde para darles un abrazo.

El mundo se volvió loco una mañana, la gente comenzó a morderse unos con otros, y después hordas de muertos caminaban, poblando las calles.

Los no infectados corrían por sus vidas para no ser mordidos y no convertirse en esas cosas.

En ese camino, nada importaba, ni tus títulos, ni tu dinero, ni tu prestigio, únicamente lo verdaderamente importante era sobrevivir y cuidar a los tuyos.

Me atrincheré en mi mansión, tabique puertas y ventanas con tablas, previamente me abastecí de comida enlatada, para sobrevivir algunos meses sin salir de casa.

La energía se fue, el agua dejo de ser potable y ahorrar cada recurso al máximo, se volvió imperativo.

Quise salvar a mis padres, pero fueron atacados.

Estaban resguardados en su casa, la casa humilde en la que crecí.

Cuando fui por ellos, muchos zombis, los rodeaban, traté de ahuyentarlos llamando su atención, la ventaja que tenía era la torpeza de esos seres, pero fue muy tarde, vi escondido en mi deportivo como se transformaban, agonizaban, jadeaban, dejaban de existir, para volver convertidos en muertos caminantes.

Muchos de esos seres siempre los rodearon, por eso no me pude acercar para despedirme.

Después busque a mi hermano, que estaba atrapado en la universidad.

Por primera vez en mi vida hacia algo por una persona diferente a mí.

Con una pizca de valor, irrumpí en el campus universitario, atropellando cuanto zombi se interpuso en mi camino.

Tome un machete, y me baje del auto, agitando el machete y descabezando a cuanto zombi encontré en el camino, hasta llegar a mi hermano y llevarlo al coche.

En ese momento me di cuenta que yo aún era humano y que haría lo que fuera por mi familia, aunque mis padres ya no estarían más conmigo.

Mi madre siempre decía que las lecciones más importantes te las daba la vida, es curioso como por primera vez, y ahora que ella ya no estaba, le daba la razón.

Aprendí a valorar lo que ya no estaba conmigo, me doy cuenta que el dinero y el prestigio aquí ya no servía de nada.

Aquí o vives o mueres, nada más importaba.

Mi hermano estaba frente a mí, sin darme cuenta cuando lo traje a mi casa, lo habían mordido en su pierna y brazo; estaba muriendo.

Le conté lo de nuestros padres, le pedí perdón, el me miró con lastima y me perdonó, lloramos y nos abrazamos.

Después lo ate a la silla, primero hablaba de mis padres, anécdotas que me hubiera gustado vivirlas con ellos, me sentía escuchándolo como si no fuera de la familia, ¡donde coño estaba yo en esos momentos!, ¡de que mierda se llenó mi cabeza para cegarme!

Después habló de sus estudios de medicina, quería seguir mis pasos, me hablo de su novia y de sus metas e ilusiones, joder, no sabía ni que tenía novia y aun teniendo la mierda de hermano que tenía quería seguir mis pasos, me veía como un referente, como un triunfador.

Sin embargo, poco a poco iba perdiendo la lucidez de sus palabras, supongo que la fiebre lo hacía delirar, en un momento, tal vez el menos pensado, comenzó a convulsionar, lo vi agitarse violentamente, finalmente dejo de vivir, su tórax dejo de elevarse señal inequívoca de que ya no respiraba, su rostro estaba pálido y de él no salía ninguna señal que demostrara que todavía estuviera vivo.

Mi hermano después de cerca de 5 minutos, abrió los ojos, pero sus ojos eran opacos, ya no existía ningún vestigio de vida en ellos.

Abría sus fauces queriendo morder cualquier cosa que se acercara a él, gruñía y el sonar de sus dientes ambientaba el dolor de mi alma.

Levante mi Magnum especial de seis balas.

Únicamente necesitaba una, es curioso, lo compre para protegerme a mí y mi familia, ahora lo iba a utilizar para asesinar a mi hermano.

Cerré los ojos, algunas lágrimas bajaron por mis mejillas, todo mi cuerpo temblaba, pero pude fijar el cañón del revolver en la frente de mi hermano, aguanté la respiración y…

Apreté el gatillo.

 

A. MIRALLES


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