En el invierno de 1785, Elly Kedward, una inmigrante irlandesa, fue desterrada de la ciudad de Blair después de que varios niños de la localidad la acusaran cuando, después de haberles invitado a su casa, les sacara sangre.
Los padres de los niños la expulsaron del pueblo por practicar la brujería. Los aldeanos la ataron en un carro y la empujaron a los bosques en pleno invierno.
Los habitantes de Blair pensaron que habría muerto de frío y volvieron a sus vidas.
En noviembre 1786, la mitad de los niños del pueblo, incluidos los que delataron a Elly, desaparecieron sin dejar rastro.
Ante el temor de una maldición, los habitantes de Blair abandonaron el lugar y juraron no volver a pronunciar más el nombre de Elly Kedwards.
A.MIRALLES.
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