CAPITULO 2

El Ártico, frente a las costas de isla rey Guillermo, enero 1940
Operación Gefrorene Schlange (serpiente helada)
Me esforzaba por mitigar el sobre aliento intentando esconderme en uno de los armarios dentro del camarote 7A del U-3535, un submarino tipo XXI, perteneciente a la flota alemana.
Las luces de alarma giratorias proporcionaban más aún si cabe una atmósfera de terror mezclándose con la sirena que emitía un sonido agudo intermitente.
¡¡¡Grrr!!! ¡¡¡Grrr!!!
Están ahí me va a encontrar, voy acabar como ellos, o aun peor siendo su alimento.
Los escuchaba por el pasillo en busca de huéspedes, la puerta empezó a ser golpeada con virulencia y del susto pensé morir.
De repente cesó y la puerta comenzó abrirse lentamente, joder eran listos y aprendían muy rápido, hasta aquí pensé.
Cada vez se escuchaban menos disparos, quise sentir un grito mal diciendo a los infectados al fondo del pasillo, lo cual hizo recibir toda la atención de estos acudiendo desesperados, como las palomas al pan, dándome una posibilidad de escapar.
Sin pensármelo, salí raudo del armario y me coloque detrás de la puerta, intentando atisbar si estaba libre el pasillo, había sangre por todos los lados, pero ni rastro de los cuerpos.
Agachado accedí a la salida y vi las escaleras que accedían a la sala de control, en menos de diez segundos ya estaba entrando en ella, me abalancé sobre el micrófono de comunicación, equipado con el sistema experimental Kurier, comenze a emitir una señal de socorro.
—aquí el contramaestre Adolf Wolff, del U-3535 Mayday...Mayday...código rojo, alarma biológica.
coordenadas 69º 08'43. 39" N - 99º 23'12. 71" O.
—repitió Adolf Wolff—, varias veces
Espero que alguien lo escuche, aunque en mi interior pensaba lo contrario, si esto llega a la civilización no se que podría ocurrir. en 72 horas había desatado el caos y muerte en el submarino, sin ningún tipo de piedad adaptándose y aprendiendo a una velocidad increíble.
Entonces recordé que los biólogos de la operación, John Kock y Hanna Müller, habían conseguido congelar muestras en las primeras horas del contacto, extraídas del cuerpo de uno de los desaparecidos del printz. Este buque lindado, había sido enviado desde el mar del norte cerca de las costas de noruega, hasta el estrecho victoria, con la misión de investigar la caída de un objeto desconocido, pero se perdió la comunicación.
Nuestra misión era la localización del barco comandado por peter schulz y la recuperación del mencionado objeto, pero algo extraño y terrible parecía haber acontecido allí. un agente patógeno brutalmente agresivo y despiadado había conseguido acabar con toda la tripulación.
Se desconocía porque contagiaba algunos humanos y a otros parecían inmunes, pero no se cual era peor destino, los contagiados usaban como alimento a los no infectados.
Adolf Hitler personalmente había ordenado la expedición de el printz, era una individuo obsesionada con cualquier tema ligado a lo paranormal, a lo desconocido a lo extraterrestre.
Todos estos datos, dos años después llegaron a manos del Führer,por medio de unas notas recogidas por expedicionarios australianos, que tuvieron contacto con la tribu de los Inuit, los cuales poseían unos fragmentos escritos por los últimos supervivientes del prinz.
Los Inuit, tienen su religión basada en los chamanistas, contaban una profecía que decía que cuando el hombre y la mujer no tuvieran que comer y su visión del bien y el mal se nublara, kalia el dios del cielo, haría un agujero en el hielo, del cual saldría un animal, el caribu, que alimentaria a los humanos para poder multiplicarse y crear una nueva raza.
Tenía que destruir esas muestras, decidí armarme de valor, aunque fuera lo último que hiciera y también con lo cuadernos de investigación de los biólogos, para saber que descubrimientos habían realizado hasta ahora.
Bommmm, un golpe estallo detrás de mí, me quedé petrificado, por un segundo pensé que si no me movía no me verían, que estúpido, ya olía a muerte.
Me giré lentamente y pude contemplar por primera y última vez en lo que se habían convertido los tripulantes del U-3535, mis antiguos compañeros.
Frente a mí, un ser de aspecto físicamente casi humano, tenía la piel blanquecina, como si hubiera perdido la pigmentación, con los ojos extremadamente abierto y muy claros, contagiados de unas cataratas enormes, lo cual le hacía buscar la oscuridad, acusaba una perdida de cuero cabelludo en forma de calvas, la boca más grande de lo normal, y un crecimiento de los dientes desmesurado, los dedos de las manos, separados unos de otros imitando a una horca, y levemente curvados, dando la sensación de agarrotamiento.
Sin más, se abalanzo sobre mí, de un zarpazo, pude sentir que la mitad de mi cuello y toda mi mandíbula izquierda se separaba de mi cuerpo, seguidamente sus dientes se incrustaron en mi yugular.
En esas décimas de segundo, sentí como una vela cuando su llama se queda sin oxígeno, y se apagó la luz.
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