YO NO LO HICE:
Un hombre acusado de homicidio en primer grado contra su esposa, había sido capturado por la policía, mientras se escondía en el baño de la casas.
El mismo ya se encontraba en una celda, esperando el juicio y, lo más seguro es que sería condenado a muerte, su única oportunidad, era que un psiquiatra lo declarara «loco» y ser enviado a un hospital mental.
Sin embargo, el relatada siempre la misma historia, su verdad:
-Doctor! es inútil que me pregunte varias veces, ya le he dicho que yo no asesiné a mi esposa, sé que yo fui encontrado con mis manos llenas de su sangre en el baño, pero le aseguro que alguien más, aparte de ella y yo estábamos en casa esa noche.
Pero Sr. Jorge, la policía no encontró huellas, ni pruebas de que estuviera alguien más en su casa, sus huellas estaban en el cuchillo que degolló a su esposa, ¿como explica eso?
-Ya le dije Doctor, pero se lo voy a repetir: Mi esposa y yo estábamos acostados, durmiendo, pero como a eso de las 2:30 a,m, yo desperté porque sentí cuando ella se paró de la cama, y se bajó las escaleras, supongo que fue a tomar agua, luego de un rato, regresó y se acostó nuevamente al lado mío.
-Me dormí, pero unos minutos más tarde, un ruido proveniente de la cocina me despertó, mi esposa seguía durmiendo, por lo que no quise asustarla y bajé sin despertarla para revisar la casa, al llegar a la cocina, me llevé la horrible sorpresa, de que mi esposa estaba tirada en el suelo, con el cuello cortado, por supuesto, yo estaba asustado, no entendía que pasaba, se supone que mi esposa estaba arriba acostada, o eso pensé yo…
-Subí dando gritos de regreso al cuarto, y fue entonces cuando vi a mi esposa, o lo que fuera. sentada en la cama, mirándome con una media sonrisa y ojos brillosos, esa no era mi esposa, no sé lo que era, pero no era ella, ni creo que fuera humano.
-Por supuesto, yo estaba tan asustado que corrí a esconderme en el baño y perdí la consciencia y el sentido del tiempo, lo próximo que supe, es que la policía había llegado a mi casa y me sacaban del baño, con un cuchillo en mi mano y lleno de la sangre de mi esposa, y aquí estoy con usted… pero se lo juro, yo no maté a mi esposa, deben creerme.
Entiendo Sr. Jorge, sin embargo es algo difícil de creer… voy a estudiar y analizar su caso, para dar mi reporte final a las autoridades, ellos decidirán cual será su suerte.
Ya golpean la puerta del consultorio, es su custodia que lo viene a buscar, ya hemos terminado por hoy.
Sin embargo, al momento que entran los guardias a retirar al acusado, el mismo se encontraba en el suelo del consultorio asesinado, de la misma forma que lo había sido su esposa, y el Doctor, el cual se encontraba desmayado sobre su escritorio, estaba todo lleno de la sangre del acusado, sosteniendo un bolígrafo en su mano con el cual aparentemente atacó al Sr. Jorge.
La policía rápidamente lo arrestó y mientras lo sacaban por el pasillo de la clínica, el gritaba desesperado que él no lo había hecho, que él no había asesinado al acusado, pero mientras forcejeaba y clamaba su inocencia, el Sr, Jorge, o lo que fuera, estaba parado en la entrada de su consultorio, con una media sonrisa en su rostro, y mirándolo fijamente con ojos brillosos.
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